top of page

BÚSQUEDA POR TAGS: 

POSTS RECIENTES: 

¡Me he subido a la mejor montaña rusa, la de la vida!

  • Sueña conmigo
  • 6 dic 2015
  • 4 Min. de lectura

Hace un año y medio que vivo en la otra punta del mundo. Lejos de mi casa, mi familia, mis amigos; en un clima y culturas completamente diferentes a la mía. Para muchos, y para mi también, se podría decir que vivo en el paraíso, pues estoy residiendo en República Dominicana. Sin embargo, igual que en el relato bíblico, no todo lo que hay en el Jardín del Edén es bueno, aunque según mi experiencia, todo, incluso lo no tan bueno es una fuente de crecimiento y aprendizaje.


Todos/as los que hayan experimentado el gran periplo de vivir lejos de casa, estarán de acuerdo conmigo que se trata de una experiencia única que te cambia la vida. Es como subirse a la mayor montaña rusa del parque de atracciones: la emoción previa al viaje, el miedo justo antes de empezarlo, la adrenalina que se libera al montarte al avión y ver que ya no hay vuelta atrás, la mezcla de emociones que vives durante el recorrido y finalmente la descarga de adrenalina, el sentimiento de orgullo por ti mismo/a, por haber superado la prueba y querer repetir; la felicidad que sientes por haber sido valiente y haber decidido montarte a esta emocionante atracción cuando vuelves a pisar tierra firme.


Así esta siendo mi vida en un pequeño y tranquilo pueblo del Norte de República Dominicana, la mejor montaña rusa en la que me haya montado jamás.


Por primera vez en mi vida, me despiertan cada mañana los gallos dando la bienvenida al sol, oigo las guineas perseguirse las unas a las otras, aún que esta parte no me guste tanto,... (los que hayan vivido cerca de guineas me entenderán), miro a mi alrededor y casi todo lo que veo es puro, silvestre, y cada día descubro un color nuevo escondido en la naturaleza. Un nuevo tono de verde en los campos, una nueva tonalidad de rojo en la puesta de sol, un azul diferente en el cielo, etc. He cambiado la ajetreada vida de Barcelona por la tranquilidad de este rinconcito del mundo. Salgo a la calle y todo el mundo me conoce, me saluda, nos deseamos los buenos días, me preguntan cómo me va todo, están pendientes de cómo sigue mi familia, etc. Además tengo la suerte de estar trabajando en mi sueño, un proyecto que me apasiona y fascina, (pero en todo caso, eso ya aparecerá en otra entrada).


Sin embargo como he dicho al inicio, no todas las fases de una montaña rusa implican sentimientos positivos. Es muy difícil estar lejos de la familia cuando sabes que las cosas por casa no están tan bien como te gustaría, (ha sido el año y medio con más complicaciones médicas a diferentes miembros de mi familia que he vivido en mis 25 años de vida) y no es fácil estar a 13 horas de vuelo que no te permiten hacer una escapada de fin de semana para visitarlos y comprobar que eso que parecía taaaan grande y grave a distancia, en realidad esta bajo control. Pero aprendes que la vida sigue sin que estés allí, y que la distancia, aún que duele, te hace más fuerte, te enseña a mostrar los sentimientos de otra manera, a estar presente, sin estar enfrente. Y hay que reconocer que gracias a las nuevas tecnologías, se nos facilita el trabajo.


Tampoco es fácil haber cambiado el movimiento de una ciudad que nunca duerme como Barcelona, una ciudad cosmopolita que tiene de todo, por la vida en un tranquilo pueblo, donde a las 8 de la noche la gente ya no sale a la calle. Pero he aprendido un nuevo ritmo de vida, uno más lento, más acompasado, un ritmo que me ha permitido y exigido, por primera vez, parar y escucharme a mi misma y descubrir que eso es todavía más importante que tener mil exposiciones, sesiones de cine o teatro, bares y restaurantes a los que ir. He descubierto que el menú, exposición, o película que más hay que valorar es la de tu propia vida y que hay que vivirla al máximo aprendiendo a sacar partido de lo mínimo.


Y por si fuera poco, la bajada más alucinante de mi montaña rusa ha sido convertirme en madre de acogida de una joven de 16 años de nacionalidad Haitiana, que estoy segura me ha enseñado a mi, mucho más de lo que yo le he enseñado a ella. Un ser extraordinario que me ha enseñado a ver la vida con otros ojos, y a siempre estar agradecida por el día a día, a valorar cosas tan simples como poder ducharse cada día, no tener que dormir en el suelo y sobretodo a redescubrir el mundo con nuevos ojos, los de alguien que experimenta muchas cosas por primera vez.



Estoy segura de que a mi montaña rusa le queda todavía mucho recorrido más, pero por el momento disfruto del microsegundo de tranquilidad que experimentas una vez en la cima de la subida, y justo antes de lanzarte a la nueva bajada.



 
 
 

Commentaires


© 2023 por Secretos de Armario. Creado con Wix.com

bottom of page